CLIMA: Cartagena se puede revistar durante todo el año, ya que la temperatura promedio ronda los 30ºC, pero en octubre las lluvias y los vientos son más fuertes. En Colombia en normal, la temporada de lluvias (invierno) va de abril a junio y de septiembre a noviembre. Generalmente las lluvias se concentran al final del día, como en el Amazonas. La temporada sequía (verano) es de noviembre a marzo y de julio a agosto.
HUSO HORARIO: dos horas menos que la hora de Brasilia.
DOCUMENTOS: No es necesario solicitar una visa con anticipación para los brasileños que visitan Colombia por hasta 90 días. Pero se requiere una vacuna contra la fiebre amarilla. Se puede realizar de forma gratuita en los centros de lozanía y tiene una validez de diez abriles, debiendo realizarse al menos diez días ayer del delirio. Luego de tomar la dosis, deberá transigir el comprobante al puesto de Anvisa para que le expidan la maleable internacional de profilaxis.
ALOJAMIENTO: aunque el servicio no es precisamente el ideal, El Viajero Cartagena Hostel está muy admisiblemente sito adentro de la ciudad fortificada, con claro entrada a los principales atractivos, mientras que muchos de los hoteles fortuna terminan quedando remotamente, en el morería de Boca Excelso, adecuado a la tamaño . El desayuno está incluido y, lo imprescindible allí, todas las habitaciones tienen distinción acondicionado, incluso las compartidas.
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COMO NAVEGAR:
A pie: si te alojas adentro de las murallas o cerca, es posible ver casi todas las atracciones turísticas de la ciudad a pie.
Transporte sabido – hay una gran terminal de autobuses en el centro histórico, que te lleva a barrios más alejados, pero no la usamos.
Taxi: es rebajado, sólo hay que establecer el precio con anticipación porque no hay taxímetro. Es una buena opción para transporte al aeropuerto o si quieres conocer el morería de Boca Excelso.
Coche – encima de no ser necesario, las calles de Cartagena son un confusión muy cartuchón y los conductores están locos.
MAPA VIAL:
Día 1 – Viernes, 18/10/2013
Cuando salimos de Bogotá los termómetros marcaban 7ºC. Cuando bajamos del avión en Cartagena una hora a posteriori, hacía 30ºC. Lo primero que se siente allí es el calor sofocante y húmedo, que acompaña a la ciudad prácticamente todo el año. Así que, nulo más dejar las cosas en el hostel, nos pusimos una buena capa de crema solar ayer de originarse a pasear por el centro histórico. Incluso son imprescindibles lentes de sol y una botella de agua, así como ropa muy ligera y calzado hendido. En un santiamén quedamos encantados con la construcción colonial española, presente en cada casa, por muy sencilla o necesitada de renovación que sea. Perderse por las estrechas callejuelas y observar los mostradores repletos de flores de colores es un deleite infinito. Así, encantados, siempre mirando con destino a en lo alto, llegamos a la Torre del Cronómetro, que sirve como punto de partida para descubrir el veterano atractivo de la ciudad: los 11 kilómetros de murallas construidas entre 1500 y 1700 y que están consideradas las más conservadas del mundo. Seguimos el tramo a la izquierda de la torre, pasando por la hermosa apariencia de la Iglesia San Pedro Claver, y caminamos por la Patrimonio de la Humanidad tomando muchas fotos con sus cañones y torreones apuntando con destino a el Mar Caribe. Cuando el sol del mediodía se hizo insoportable, ‘bajamos' de regreso a la ciudad y nos detuvimos en la plaza de la Iglesia y Convento de Santo Domingo para comer a la sombra. Probamos el plato representativo lugar –pescado con arroz con coco, ensalada y patacones, un tipo de mandioca asada en rodajas– y abrimos el primer Club Colombia. La cerveza es muy rica, ¡pero no se mantiene fría ni cinco minutos! Seguimos yendo a la Catedral de Cartagena, que no es muy bonita ni por adentro ni por fuera, pero luego dejamos de caminar bajo el sol y esperamos el atardecer, cuando fuimos a explorar el otro flanco de la muralla. Quedamos tan encantados al verla iluminarse al caer la perplejidad que nos perdimos el atardecer en el Café del Mar, punto de remisión para ver la fortuna descender con destino a el Océano. Perdimos el sol, ganamos la retrato, que apareció inmensamente sobre las paredes e hizo que nuestras fotos fueran una alegría. Para cenar volvimos a la Plaza de Santo Domingo, donde los distintos bares y restaurantes extendieron sus mesas una vez amainado el calor, y probamos una carne de carne con más Club Colombia.
Día 2 – Sábado, 19/10/2013
A pesar de estar bañada por el Mar Caribe, Cartagena no recuerda ni remotamente a las paradisíacas playas propias de esta parte del mundo. Para ver el ‘mar de siete colores' es necesario dirigirse al apeadero turístico y reservar un delirio al Parque Franquista Natural Los Corales del Rosario y de San Bernardo. El nombre del titán alberga innumerables islas, donde es posible sobrevenir el día disfrutando de los hoteles que las poseen. Luego de ser acosados desesperadamente por agentes de viajes – los vendedores de cualquier cosa son una plaga infernal y están por todas partes en la ciudad, mueve la habitante y no digas nulo si quieres deshacerte de ello sin MUCHA insistencia – elegimos el único uno que ofrecía un sistema completo incluyendo: Cocoliso. El delirio en barco sale todos los días por la mañana y dura unos 40 minutos. A medida que nos acercábamos a las islas, el agua cambiaba mágicamente de celeste petróleo a verde esmeralda, y bancos de peces de colores pasaban inmediato al barco. Cocoliso tiene una pequeña playa industrial con paredes que forman piscinas en el mar transparente y cálido. Sólo salimos de allí para conseguir bebidas cada vez más coloridas elaboradas con un excelente ron colombiano. Desafortunadamente, el ‘día' en la isla termina en torno a de las 15:30 horas, cuando nos embarcamos de regreso a Cartagena. Nos dimos una ducha rápida en el hostel y, esta vez, llegamos al Café del Mar a tiempo para ver el atardecer. Como había llovido, el oportunidad estaba vano y conseguimos las mejores mesas. Las nubes no nos permitieron ver el disco dorado encontrarse con el Océano, pero el color del bóveda celeste y el agua es muy hermoso de todos modos. Más aún regado con muchas Margaritas, Ron Ponches y el siempre presente Club Colombia ;).
Día 3 – Domingo, 20/10/2013
Elegimos el día más caluroso de nuestra estancia para hacer la excursión al Esforzado de San Felipe de Barajas, que se encuentra al otro flanco del canal. Es posible asistir hasta allí con los autobuses turísticos que combinan la fortaleza con la subida al Monasterio de Popa, pero decidimos caminar de todos modos, ya que la distancia no es muy holgado. No contábamos con el inclemente sol, que hacía la caminata casi insoportable. Tuvimos que detener en un bar ayer incluso de asistir al robusto para echarnos un litro de agua en la estrechamiento reseca. El oportunidad es impresionante desde remotamente, con una bandera colombiana titán pegada en lo parada. La construcción marcial española más holgado del Nuevo Mundo, el robusto que data de 1600 se encuentra muy admisiblemente conservado y es posible ingresar a los túneles que conectaban sus sectores. Adicionalmente, es un gran punto para ver Cartagena desde las jefatura, tal como los soldados que la custodiaban, y observar cómo se mezclan sus edificios antiguos y modernos. De regreso a Ciudad Vieja, entramos al primer restaurante que ofrecía distinción acondicionado y almorzaba helado, ya que no había nulo más que pudiera combatir el calor. Estábamos tan cansados por el sol que renunciamos a la venidero cita, el Mosteiro da Popa, aunque sabíamos que el oportunidad ofrecería una hermosa panorámica de la ciudad. Los taxis para asistir cuestan más de lo que nos hubiera gustado avalar y ya habíamos tenido una buena panorámica de Cartagena desde San Felipe. Simplemente volvemos a poner la cara en la calle para ver el atardecer, esta vez desde un punto de la albarrada un poco más delante del Café del Mar, y elegimos un oportunidad para cenar y tomar poco. Fuimos al Bar de Tapas Vía Apia, cerca del Convento de Santo Domingo, donde sonaba una gran selección de pop/rock y que ofrecía mesitas en las típicas ventanas con rejas de madera. Nos encantó el oportunidad, comimos chorizo con salsa y tomamos una cerveza inusual mezclada con tequila, pimienta, sal y salsa inglesa. Para terminar la perplejidad, paramos en La Paletteria, que solo vende paletas heladas artesanales y siempre hay trasero. Los hay de tantos sabores y son tan coloridos que es difícil nominar. Terminamos llevándonos la deliciosa Nutella y caramelo para disfrutar en el paseo a la luz de la retrato hasta el albergue.
Día 4 – lunes, 21/10/2013
Regresamos al apeadero al cuarto día para revistar la famosa Playa Blanca. Aunque le pedimos insistentemente al agente que queríamos ir SÓLO al resort, nos colocaron en el barco que hace el tour combinado, que es el favorito por el 99% de los turistas. Estábamos furiosos, porque esta opción implica un repaso por las Islas del Rosario, que ya conocíamos, y solo nos permitiría permanecer en Blanca unas horas. Un consejo para quien quiera sobrevenir el día allí: compre el transporte en barco de ida y dorso directamente en el mostrador traumatizado, sin intervención de agentes. Llegamos a la playa a las 2 de la tarde, cuando el sol ya no nos permitía ver todos los colores del mar, lo cual fue muy frustrante. Al menos descubrimos que Playa Blanca no es precisamente el mejor software del mundo. El oportunidad es hermoso con sus arenas blancas y su mar transparente, pero para quienes conocen otros lugares del Caribe, no hay nulo singular. Adicionalmente, si quieres sentarte a la sombra hay que avalar por las tiendas de campaña que cubren gran parte de la orilla, por lo que a veces es increíble ver lo que hay detrás de ellas. Nos sentamos en el suelo, pero pronto descubrimos que sería increíble permanecer en paz, ya que los vendedores no paraban ni un minuto, ofreciendo desde artesanías hasta masajes con la cansada insistencia colombiana. La única forma de disfrutar un rato de esa playa era permanecer en el agua, pero siempre atentos a nuestras pertenencias en tierra, ya que allí los robos son habituales. Al final, a pesar de un agradable baño en el mar, no disfrutamos de Playa Blanca. De regreso a Cartagena, elegimos un oportunidad muy representativo para sobrevenir el final de la perplejidad. Donde Fidel tiene música lugar –no en vivo–, mesas al distinción suelto con panorámica a la Torre del Cronómetro y cerveza muy baratura.
Día 5 – Martes, 22/10/2013
Una vez completado el itinerario de atractivos turísticos que más nos habían interesado, nos quedaban las opciones para nuestro final día en Cartagena de revistar alguna playa de la ciudad, hacer una excursión al volcán Totumo o repetir una excursión de un día a las Islas del Rosario. , que nos había encantado. Los resorts locales están en el morería de Boca Excelso, a donde tendríamos que asistir en taxi, y no tienen nulo de caribeño, así que lo descartamos. El baño de lodo en el volcán rodeado de nativos que cobran por tomar fotos asimismo parecía una molestia innecesaria. Así que nos rendimos a la tercera opción y regresamos a Cocoliso para otro día de sol, mar y coloridos tragos de ron. Cero arrepentimientos. De regreso a tierra firme, todavía hubo tiempo para, ayer de dirigirnos al aeropuerto, echar un vistazo al Castillo San Felipe iluminado por la perplejidad. ¡Hermosas fotos para que tu corazón no se sienta tan apretado al despedirte de Cartagena!