Los milagros no existen. Sin confiscación, incluso volando en clase económica, es posible percibir un trato específico, digno de primera clase, aunque sea entre una conexión y otra.
En muchos vuelos internacionales, especialmente en dirección a destinos más lejanos, es habitual realizar conexiones largas: 3, 5 o, quizás, 8 horas. En ocasiones incluso puedes salir del aeropuerto y conocer la ciudad, tomar un paseo por la ciudad o tomar una siesta en hoteles cápsula. Sin confiscación, la mayoría de las veces el tiempo es insuficiente. En estos casos una buena alternativa son los salones o salas VIP.
La gran superioridad de las salas VIP es la posibilidad de relajarse y alejarse del estrés, el caos y el bullicio de los aeropuertos. Hay sillas y cómodos sofás, incluso para tumbarse y ver la televisión. Internet wifi y ordenadores son siempre servicios imprescindibles. Además siempre tienen una variedad de revistas y periódicos, así como comida y bebidas (alcohólicas o no) para disfrutar tanto como quieras. Los baños son muy diferentes. Adicionalmente de ser más espaciosas, muchas tienen duchas.
Algunas tarjetas de crédito otorgan paso a salas VIP. Sin confiscación, incluso sin ellos, es posible penetrar a las salas VIP pagando una tarifa por su uso (pase diario), que, por lo universal, varía entre USD 30 y 50. Consulta la página web de Salas Vip, que contiene la descripción y precios de los pase diario de salones en Brasil y en el extranjero.
Otra opción es contratar planes anuales que permiten penetrar a varias salas, como Priority Pass, cuyos planes de fidelización para penetrar a salas de todo el mundo van desde USD 99 a 399. Son los más adecuados para quienes viajan con mucha frecuencia.
¿Nuestra experiencia? Entre un revoloteo de unas 12 horas desde Hong Kong a Johannesburgo y otro revoloteo de casi 11 horas entre Johannesburgo y Guarulhos, tuvimos una conexión de más de 4 horas en el aeropuerto. O Tambo en Johannesburgo, Sudáfrica, decidimos suceder nuestro tiempo de conexión en la sala Shongololo, que se encuentra en la zona de expectativas internacionales del aeropuerto de Johannesburgo. Pagamos una tarifa de 40 USD por persona y pensamos que valía la pena.
La engalanamiento del oficio tiene mucho encanto. Hay varios ambientes, algunos con cómodos sofás, otros con mesas y otros adaptados para quienes quieran ver la televisión o utilizar el ordenador.
Para los snacks disponibles, ya incluidos en el precio del pase diarioSe ofrecieron sándwiches fríos y calientes, pasteles, panes variados, galletas, snacks, encima de comidas como sushi, sopas, pastas y ensaladas.
En cuanto a bebidas, había zumos, refrescos, cervezas, espumosos, vinos, cafés…
El consumo de snacks y bebidas es de hipermercado e ilimitado.
El baño todavía fue muy agradable. Había tres baños privados con ducha. Para utilizarlos hilván con reunir la válvula en recibo, y ellos ya le proporcionarán toallas. Todo estaba muy honrado.
Una ducha era esencial para revitalizar mi energía antaño de afrontar otro grande revoloteo.
La sala VIP Star Alliance del aeropuerto Heathrow de Londres todavía dispone de baños con ducha.
Como el tema es la sala VIP, todavía dejo aquí fotos de la igualmente agradable BMI Lounge del aeropuerto de Heathrow, cuando volamos con Lufthansa.
Conclusión: Las salas VIP son un suntuosidad asequible que puede marcar la diferencia, especialmente en conexiones de vuelos largos.