La isla de Bali pertenece a Indonesia, como nos recuerdan constantemente su caótico tráfico y sus precios extremadamente asequibles, pero tiene una forma de ser tan singular que parece un país en sí mismo. Con solo mirar fotos de Bali cuesta creer que sea parte de una nación musulmana caracterizada por ciudades gigantes y caóticas (Indonesia es el cuarto país más poblado del mundo). En Bali, divides tu atención sólo entre la belleza de las playas, los templos y los monos.
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Y ni se te ocurra no tener cuidado con ellos, que son excelentes pequeños embaucadores capaces de todo con tal de robarte la comida y la bebida, jeje. Incluso ‘secuestran’ pequeños objetos, como vasos y gorras, para cambiarlos por comida. ¿Difícil de creer? ¡Ve a Bali para verlo por ti mismo! Pero claro, los traviesos monos son una afición más de la isla. Y hay mucho mas.
Los balineses practican su propia religión, el hinduismo balinés, y este aislamiento contribuyó al incremento de artesanías, manifestaciones culturales, obra e incluso técnicas de fricción únicas en el mundo. Si a esto le sumamos sus playas, templos y terrazas de arroz, entenderemos por qué Bali no sólo es la más visitada de las 13.667 islas de Indonesia, sino igualmente uno de los principales destinos turísticos del planeta.
Este ámbito de 5.600 kilómetros cuadrados se encuentra casi en la frontera entre el Sudeste Oriental y Oceanía, lo que lo convierte en un destino muy popular entre los miles de brasileños que estudian o viven en Australia y Nueva Zelanda. Por otra parte, sus precios están entre los más bajos del mundo para el turismo, lo que suena como música para los oídos de quienes reciben salarios en el muy devaluado auténtico.
El hecho de que la isla sufra contaminación, superpoblación y un turismo masivo descontrolado igualmente ha llevado a personas de todas las nacionalidades a apresurar su alucinación. Todos quieren tallar en su memoria y en su cámara el paraíso espiritual, cultural y natural que hizo famosa a la isla, ayer de que desaparezca.
Fotos de Bali con sus playas, a veces con mares tan azules que recuerdan al Caribe, a veces con piscinas naturales de aguas cálidas enclavadas entre rocas; sus habitantes más sagrados (y ladrones), los monos; sus antiguos palacios y hermosos templos; sus olas perfectas para surfear, su deliciosa restauración, sus bellas artesanías vendidas a precio de saldo, sus terrazas de arroz hasta donde alcanza la olfato, sus masajes –considerados los mejores del mundo-, el colorido de sus vestimentas, bailes y ofrendas. , es para tu espectacular puesta de sol, etc., etc.
Bali fue la última parada de la escritora Elizabeth Gilbert en su obra más vendido Ingerir, pedir y enamorar – luego llevada al cine protagonizada por Julia Roberts. Es allí donde ocurre la parte del ‘simpatía’, cuando el escritor encuentra una gran pasión en las calles de la ciudad de Ubud, la haber cultural de la isla. Pero Bali tiene espacio para todos los verbos del obra de Gilbert, y muchos más: yantar, rezar, enamorar, tragar, retozar, comprar, relajarse, surfear, asolearse, meditar, pasear, bucear, encantarse…
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*** Escolha Correr estuvo en Bali en febrero de 2015 ***