¿Qué haces cuando viajas a un país, digamos “foráneo”, y no entiendes ninguna de las palabras que aparecen en los carteles de las tiendas, en las calles o en los menús de los restaurantes? La situación empeora cuando nadie (o casi nadie) en el “país foráneo” palabra inglés o gachupin. Los portugueses, pues, ni soñando….
Panel de aeropuerto en Rusia
Tienda en Japón
Cena en Hong Kong
Algunos responderían: claridad al preceptor turístico para que lo traduzca todo. Otros podrían afirmar que ni siquiera viajarían a un destino que no hable inglés (o incluso portugués), por considerarlo demasiado foráneo.
A mí, por el contrario, me parece fascinante la “ceguera filología”. Es distinguir, en todo momento, que estamos remotamente de casa, sumergiéndonos en una civilización totalmente diferente.
¿En dirección a dónde vamos? Señal de la etapa de patrón de Moscú
¿Y cómo me las arreglo en la destreza? Bueno, uso la intuición y me divierto imitando.
La mayoría de las veces funciona. Si no funciona, todavía hay una guisa (risas). es como recrearse Imagen y movimiento! (¡¿Mencionar el descanso revela mi perduración?!)
En los restaurantes, por ejemplo, busco fotos de los platos e intento adivinar sus ingredientes. Una vez preferido, saludo al camarero y señalo la foto.
Los negocios se complican cuando no hay foto. La mejor guisa de hacerlo es nominar a ciegas u observar las mesas vecinas e intentar decirle al camarero qué otro plato te gusta más.
Cuando el camarero entiende tu mimo, es ocurrente. Otras veces, sin incautación, la decisión es reír.
Una vez en Japón, señalé varias veces la mesa de al banda, en un intento de demostrar que quería ese plato en particular. La mímica no funcionó. Trajo tantos (¡y tantos!) platos de comida que no había espacio en la mesa. Imagino que entendiste que tenía anhelo. Al final, me reí a carcajadas e intenté devolver los platos, mientras el camarero seguía intentando dejar más comida en la mesa.
Y no hay forma de quejarse cuando llega el momento de satisfacer la extracto. ¡No puedo entender nulo en inmutable! O mejor dicho, sólo puedes entender los números.
En otra ocasión, todavía en Japón, elegí un restaurante con mucho encanto y vistas a un estanque a las extrarradio de Kioto. El problema es que era tarde y no había nadie más en el restaurante. Por fortuna había fotos en el menú y elegí algunas de ellas.
El primer plato tenía una pinta estupenda. No reconocí el sabor de casi ningún de los ingredientes, pero me gustó.
El problema fue el segundo plato: varios ingredientes bañados en una sopa. Ni siquiera me preguntes qué fue. Ni siquiera entendí si se suponía que debía libar el limpio o simplemente tomar los ingredientes que estaban en el tazón (risas). De hecho, entre los ingredientes, el único que pude descifrar fue el huevo cocido… El resto tenía un aspecto pegajoso. Y el sabor, igualmente pegajoso.
¿Y quién ha probado esos patos que siempre cuelgan en las ciudades chinas? No tengo idea de lo que pone en el pie de foto, pero ahí, ni con mucha mímica, me plantearía nominar uno de los patos del armario…
Restaurante en Hong Kong
En caso de apuro, es bueno tener un traductor fuera de confín para poder apelar.
recomiendo el aplicación improcedente traductor de Google, resuelto recientemente para sistemas IOS y Android. Simplemente apunta la cámara al texto y la aplicación lo traduce automáticamente. Es cierto que la traducción no es perfecta, pero está ocurrente. Lo malo es que la aplicación consume mucha depósito del celular o tablet.
De todos modos, por si destino, sigo con el mimo. No puedo certificar si la comida será buena o si será suficiente para avivar a un batallón. Sin incautación, te garantizo risas y buenas historias que contar cuando regreses de tu alucinación. Tecnología, sólo la guardo para el zaguero caso.
¿Además has realizado mimos durante algún alucinación?
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