Aruba

Aruba

América Central

CLIMA: Es tropical seco, lo que garantiza una temperatura media de 27ºC durante todo el año en la isla, refrescada por un rumbo constante. Los meses más fríos son enero y febrero y los más lluviosos son de octubre a diciembre. Pero incluso en esta época, las precipitaciones son muy escasas y los días de mal tiempo son raros.

HUSO HORARIO: una hora menos en comparación con Brasilia.

DOCUMENTOS: No es necesario presentar visa previa ni ningún certificado de inmunización.

ALOJAMIENTO: ¡Recomiendo este con los fanales cerrados! El Aruba Mirabel es la posada más encantadora y acogedora en la que he estado. La propietaria, la señora Rienke, te recoge en el aeropuerto, te explica cómo salir a la playa y al mercado despreciado y te alquila su jeep del año 1991 por un precio justo. La casa está a sólo dos cuadras de la playa de Palm Beach y puedes nominar entre suites y habitaciones con cocina. Todo muy libre, organizado y con mosquiteras (que ahí es imprescindible). El sitio es tan popular entre los brasileños que el sitio web tiene una traducción en portugués.

Apañarse más opciones de alojamiento en Palm Beach

COMO NAVEGAR:
A pie: consumado para moverse por la zona turística, pero no se puede ver todo simplemente caminando. Si estás en Eagle Beach, Palm Beach está a un buen paseo y al contrario. Y hay zonas de la isla a las que se tarda dos horas en coche para salir.
Transporte divulgado: hay autobuses que recorren la isla por la carretera principal, de punta a punta, pero son precarios, aunque baratos. Creo que arrendar un transporte ofrece una mejor relación calidad-precio.
Taxis: los hay en el aeropuerto, en la caudal y puedes llamarlos a la zona del hotel, pero debes decidir el precio antiguamente de la salida.
Coche: son baratos de arrendar y necesarios para ir a Baby Beach, Oranjestad o al septentrión de la isla, donde se encuentran el faro de California y la playa de Arashi.

MAPA VIAL:

Día 1 – Domingo, 13/03/2011

Cuando llegamos por primera vez a Palm Beach, la más larga y hermosa de Aruba, era difícil creer que pudiera existir un mar de ese color: impresionantes tonos de azur y verde fluorescente. La arena blanca está salpicada de palapas –típicas sombrillas hechas de madera y paja–, pero son para uso de los huéspedes de los complejos turísticos que rodean todo el playa. Por eso instalamos nuestro ‘campamento' en el extremo septentrión, casi en la playa de Malmok, posteriormente del postrer coloso con todo incluido, Mariot. Alquilamos sillas y nos sentamos bajo la sombra de los árboles con nuestro refrigerio de sándwiches, bocadillos y cerveza. Vale, la bebida no está exactamente fría, pero los bares de la playa son en su mayoría propiedad de hoteles y pueden ser proporcionado caros. ¿Y quién se va a preocupar por la comida cuando puedes producirse horas flotando en las tranquilas y transparentes aguas o simplemente observando los mil colores del océano??? De hecho, no contentos con los azules y verdes, regresamos a la playa al final de la tarde y la vimos teñirse de rosa y naranja. Fue allí donde vi por primera vez el atardecer en el mar y, lo juro por Todopoderoso, creo que todavía está fotograbado en algún sitio de mi retina. Ni siquiera había un barco pasando frente al disco dorado en el horizonte. Una vez alimentada el alma, el estómago empezó a exigir atención. Caminamos a lo holgado de toda la arena entre las luces de colores y las piscinas de los resorts hasta que encontramos poco que no era un restaurante ‘caro'. Así descubrimos Moomba, un más que delicioso bar/restaurante/discoteca sobre la arena. Tanto es así que volvimos allí casi todas las noches. Pedimos bocadillos y nos presentaron la excelente Balashi, la cerveza lugar.

La primera puesta de sol en el océano es inolvidable.

Día 2 – Lunes, 14/03/2011

Al costado de Palm Beach, pero no exactamente cerca, se encuentra otro renombrado resort de Aruba: Eagle Beach. Afrontamos la caminata de 30 minutos con el espíritu de los primeros días de receso y llegamos a otro increíble mar azur y atractivas arenas blancas. Las diferencias comienzan con la abandono del ‘pared' de resorts en la costa, lo que permite la existencia de coloridos bares de bebidas y palapas de arriendo. El agua además es más profunda, lo que forma auténticos estanques. Eagle Beach sigue siendo el sitio de arranque del renombrado Divi-divi, el árbol retorcido que se ha convertido en símbolo y postal de Aruba. Sería un sitio encantador para producirse las tardes si no estuviera tan allá de donde nos alojábamos. Volvimos a caminar por el costado de la autopista, y no por la playa, como por la mañana, y descubrimos que, detrás de los hoteles, Palm Beach escondía un ‘centro', con restaurantes, minicentros comerciales, un Hard Rock Café y muchos tiendas de artesanía. . Regresamos por la tinieblas para comprar memorias y elegimos Tomato's Charlie Pizza para cenar. La pizza es deliciosa, el precio no es elevado (perdón por el placer de palabras) y el Balashi PROMEDIO viene en un balde, fielmente.

© Ticiana Giehl y Marquinhos Pereira

El mar es más profundo en Eagle Beach, formando auténticas piscinas.

Día 3 – Martes, 15/03/2011

A posteriori de otro ‘día de alivio' en Palm Beach practicando nuestro deporte protegido en el Caribe – la flotación de larga distancia en aguas transparentes -, acordamos comprar un tour al mismo nativo cariñoso que nos alquiló sillas desde el primer día. La ‘vela al atardecer' es un éxito en Aruba y, como su nombre indica, lleva a los turistas a ver la puesta de sol durante un paseo en barco que dura unas dos horas. Hay tantos barcos navegando al atardecer que la concurrencia sigue despidiéndose del barco de al costado y tomándose fotos unos a otros. Pero vale la pena hacerlo, no sólo por el paisaje sino porque las bebidas a borde son improcedente, oye. Recomiendo Aruba Ariba, que mezcla jugos de naranja y fresa con el renombrado líquido lugar Coecoei, entre otras bebidas alcohólicas. Es impracticable que el firmamento no sea más colorido posteriormente de eso ;).

© Ticiana Giehl y Marquinhos Pereira

Hacer un crucero al atardecer es imprescindible en Aruba

Día 4 – Miércoles, 16/03/2011

Aruba tiene un promedio de cinco días de tromba al año. Y por supuesto estuvimos allí en uno de ellos. La opción fue apagar el despertador y tenderse más tarde, sin la ‘obligación' de salir corriendo a disfrutar del sol. Asimismo disfrutamos de la piscina de nuestra excelente casa de huéspedes, el Aruba Mirabel (enlace en los Sitios de Relato), que recibe a tantos brasileños y hasta tiene una traducción portuguesa de su página web. Al final de la tarde el firmamento se abrió un poco y salimos a caminar por la playa. Esta vez caminamos con destino a el otro costado, frente a los resorts, con destino a la playa de Hadicuri. Las algas y piedras de esta franja de mar dan diferentes colores al agua, especialmente contra las nubes aún cargadas de tromba. No debería ser un buen sitio para nadar, pero permitió tomar algunas fotos bonitas. Nos quedamos allí hasta la completa oscuridad, antiguamente de regresar a Moomba para otra tinieblas de Balashi y bebidas con un paraguas.

© Ticiana Giehl y Marquinhos Pereira

La playa de Hadicuri ofrece hermosas sombras al atardecer

Día 5 – Jueves, 17/03/2011

Habíamos reservado un delirio de medio día desde Brasil para hacer snorkel en Aruba. Asimismo es posible practicar en la playa, pero no hay casi ausencia que ver. En aguas más profundas, la historia es diferente. Navegamos con destino a el septentrión de la isla y nos detuvimos en tres puntos. Uno de ellos incluía nadar sobre los restos del Antilla, perfectamente visibles desde hacia lo alto gracias a las aguas cristalinas. Otra estaba cerca de Arashi Beach, una playa más remota que no llegamos a ver, donde los acantilados al borde del mar reúnen muchos corales y especies de peces. Asimismo en este punto vimos, en tierra, el Faro de California, un faro que se ha convertido en un atractivo turístico de la isla. Adicionalmente del transporte en catamarán y el equipo de sumersión, el paquete Red Sail (enlace en Sitios de Relato) ofrecía refrigerio y mostrador dispensado con Aruba Ariba por un precio muy honesto.

© Ticiana Giehl y Marquinhos Pereira

El snorkel en Aruba incluye barcos hundidos.

Día 6 – Viernes, 18/03/2011

Elegimos el penúltimo día para reservar monedas y arrendar el jeep del año 1991 de la posada para saludar un sitio imperdible en Aruba: Baby Beach. Salimos por la mañana con destino a el extremo sur de la isla por la carretera que atraviesa el país de punta a punta. De camino, paramos en la pequeña caudal, Oranjestad, situada a sólo 15 minutos de Palm Beach. Agradable y colorida, la ciudad cuenta con edificios de estilo holandés, incluido un centro comercial y muchas, MUCHAS tiendas libres de impuestos, que tienen triunfo de ser las más baratas del Caribe. Como nuestro negocio no es ir de compras, nos limitamos a un paseo y algunas fotos. Quienes disfrutan del ‘métier', sin incautación, no deben preocuparse: hay unidades de Trofeo's Secrets y de todas las demás marcas internacionales que adoran los brasileños. De reverso en el jeep, cogimos otra 1h30 por la carretera no muy aceptablemente señalizada con destino a Baby Beach – encima del plano, tuvimos que detener en algunos puntos y pedir información. La playa es una cuenca formada por dos brazos de rocas que forman un semicírculo. Como el agua está casi represada allí, es de un verde muy claro, tranquila y cálida, lo que lo convierte en un gran sitio para los niños y para bucear, aunque no hay mucha vida óleo. Desafortunadamente, las refinerías de petróleo que impulsan la peculio de Aruba son parte del paisaje. Rentamos palapas y sillas en el único bar del sitio y solo salimos cuando el sol se puso y el rumbo se volvió más frío que agradable. De regreso, el atardecer nos siguió por el camino, hasta desaparecer entre las nubes que cubrían el horizonte.

© Ticiana Giehl y Marquinhos Pereira

Las refinerías al fondo no restan belleza a Baby Beach.

Día 7 – Sábado, 19/03/2011

Elegimos producirse el postrer día en nuestro ‘pequeño rincón' en Palm Beach. Por ello perdimos la oportunidad de hacer el delirio a Conchi, una piscina natural situada en un parque de paso restringido en el septentrión de la isla. Pero, para hacerlo, sería necesario contratar un tour de medio día que lleve a los turistas al sitio en 4X4 y no regresaríamos a tiempo para disfrutar de la playa. El precio además estaría preciso a nuestro presupuesto y, aunque se describe como «una invitado obligada», tuvimos que dejar a Conchi para una próxima oportunidad. Pero Palm Beach lo compensó, como todos los días de nuestra estancia. No es de desterrar que Aruba se llamara a sí misma «Una isla adecuado». Ninguna otra frase podría ser más apropiada. Y por la tinieblas, por supuesto, regresamos a Moomba para despedirnos de Balashi.

© Ticiana Giehl y Marquinhos Pereira

‘One Happy Island', ¿necesito opinar más?